Hoy vi pasar a mi loca...es una loquita desarrapada que camina por toda la ciudad y a la que siempre le tuve un cariño especial, no sé por qué, tal vez porque siempre pensé que terminaría como ella...tal vez porque siempre quise terminar como ella.
La primera vez que la vi, tenía toda mi vida solucionada, según yo, tenía todo planificado, un plan a 500 años imposible de fallar. Me casaría, tendría hijos, sería una excelente madre para ellos, mi restaurante marcharía magníficamente y siempre tendría dinero para todo, no me faltaría nada.
Tenía todo planificado al pie de la letra y sabía exactamente lo que quería... o no??
La vi un día, parada en la puerta del restaurante toda desarrapada y sin zapatos con una enorme sonrisa en la cara me miraba como si la loca fuera yo. Me miraba y miraba a su alrededor y seguía sonriendo y pude ver en sus ojos una alegría y una paz totalmente desconocidos para mi...
Le di pancito y me miró con dulzura de madre y volvió todos los días y a pesar de que le regalé zapatos, no se los puso. En su mundo, ese que está en su cabeza y al que nosotros pobres mortales no estamos invitados, no los necesita.
Y también tenía un perro, yo que les tengo pánico y que me aterran al extremo de poder subirme a un árbol cada vez que veo uno, tenía mi perro, también en el restaurante. Era un perro callejero venido no sé de donde pero que me miraba con ojos de enamorado. Nadie comprendió por qué me gustaba tanto ese perro, ni yo misma, sólo sé que a mi se me acercaba y me hacía cariños, no le tenía miedo para nada, en cambio a otras personas les ladraba y trataba de morderlas. Era un lindo perro color café claro (para quienes no sabemos de la amplia gama de colores era café claro), tenía las orejas caídas como en un eterno regaño y los ojos...ojos de enamorado. Lo alimenté mientras pude, pero el muy refinado no comía pan...sólo comía carne y sopa.
Como nunca me gustó desperdiciar la comida, se la daba a él también y lo acariciaba un rato después del ajetreo del almuerzo a los oficinistas.
Tengo que ser sincera, nunca me gustaron mucho los animales, menos los perros a los que les tengo un pánico fatal, pero este pequeño amiguito enternecía hasta lo más profundo de mi ser. Tanto lo quise que hasta le puse nombre, el nombre del cliente del restaurant más odioso para mi, porque tenía que encontrar un motivo para atenderlo bien y ese motivo fue ponerle su nombre al perro, de esa forma había algo que quería mucho que pertenecía a él, su nombre que también era el nombre del perro.
Y también tenía mi abuelita, una viejita super amorosa que vino un día a pedir que le invitemos un vasito de leche para tomar su pastilla. Nos contó que estaba sola y que no sabía nada de sus hijos ni de sus nietos y que vivía solita en una ladera y que a veces no tenía que comer. Bueno pues, si tengo pena de un perrito, mucha más pena tengo de una viejita. Le pedí que viniera todos los días si quería a comer, venía y a veces comía una hamburguesa, a veces almorzaba, a veces sólo tomaba un vaso de leche, pero no me importaba la plata que perdía por esas cosas no vendidas, porque todo lo compensaban sus manos al tomar las mías y decirme “gracias hijita, que Dios te bengiga...”
Ahora que soy trabajadora dependiente y que percibo un sueldo fijo y estoy “estable” (como quería mi mamá) extraño mi restaurante, extraño esa vida tan especial, extraño y espero algún día poder volver a ella, pero también aprendí muchas cosas de mis amigos, esos a los que más extraño en esta vida, mi loquita, mi perrito y mi abuelita...
Aprendí que deseo ser libre como la loquita y que deseo ser bien recibida donde vaya, así sea como vagabunda como mi perrito por tener esa mirada cariñosa y esa actitud protectora y aprendí que en la vida nada está comprado y que llegará el momento en que sea una viejita contando su vida a alguien que quiera oírla...
Aprendí que mi felicidad no está en una vida trazada con un plan perfecto, sino que estará en el momento en que vuelva a ver unos ojos enamorados fijarse en mi como los del perro al que llamé Bailey.
La primera vez que la vi, tenía toda mi vida solucionada, según yo, tenía todo planificado, un plan a 500 años imposible de fallar. Me casaría, tendría hijos, sería una excelente madre para ellos, mi restaurante marcharía magníficamente y siempre tendría dinero para todo, no me faltaría nada.
Tenía todo planificado al pie de la letra y sabía exactamente lo que quería... o no??
La vi un día, parada en la puerta del restaurante toda desarrapada y sin zapatos con una enorme sonrisa en la cara me miraba como si la loca fuera yo. Me miraba y miraba a su alrededor y seguía sonriendo y pude ver en sus ojos una alegría y una paz totalmente desconocidos para mi...
Le di pancito y me miró con dulzura de madre y volvió todos los días y a pesar de que le regalé zapatos, no se los puso. En su mundo, ese que está en su cabeza y al que nosotros pobres mortales no estamos invitados, no los necesita.
Y también tenía un perro, yo que les tengo pánico y que me aterran al extremo de poder subirme a un árbol cada vez que veo uno, tenía mi perro, también en el restaurante. Era un perro callejero venido no sé de donde pero que me miraba con ojos de enamorado. Nadie comprendió por qué me gustaba tanto ese perro, ni yo misma, sólo sé que a mi se me acercaba y me hacía cariños, no le tenía miedo para nada, en cambio a otras personas les ladraba y trataba de morderlas. Era un lindo perro color café claro (para quienes no sabemos de la amplia gama de colores era café claro), tenía las orejas caídas como en un eterno regaño y los ojos...ojos de enamorado. Lo alimenté mientras pude, pero el muy refinado no comía pan...sólo comía carne y sopa.
Como nunca me gustó desperdiciar la comida, se la daba a él también y lo acariciaba un rato después del ajetreo del almuerzo a los oficinistas.
Tengo que ser sincera, nunca me gustaron mucho los animales, menos los perros a los que les tengo un pánico fatal, pero este pequeño amiguito enternecía hasta lo más profundo de mi ser. Tanto lo quise que hasta le puse nombre, el nombre del cliente del restaurant más odioso para mi, porque tenía que encontrar un motivo para atenderlo bien y ese motivo fue ponerle su nombre al perro, de esa forma había algo que quería mucho que pertenecía a él, su nombre que también era el nombre del perro.
Y también tenía mi abuelita, una viejita super amorosa que vino un día a pedir que le invitemos un vasito de leche para tomar su pastilla. Nos contó que estaba sola y que no sabía nada de sus hijos ni de sus nietos y que vivía solita en una ladera y que a veces no tenía que comer. Bueno pues, si tengo pena de un perrito, mucha más pena tengo de una viejita. Le pedí que viniera todos los días si quería a comer, venía y a veces comía una hamburguesa, a veces almorzaba, a veces sólo tomaba un vaso de leche, pero no me importaba la plata que perdía por esas cosas no vendidas, porque todo lo compensaban sus manos al tomar las mías y decirme “gracias hijita, que Dios te bengiga...”
Ahora que soy trabajadora dependiente y que percibo un sueldo fijo y estoy “estable” (como quería mi mamá) extraño mi restaurante, extraño esa vida tan especial, extraño y espero algún día poder volver a ella, pero también aprendí muchas cosas de mis amigos, esos a los que más extraño en esta vida, mi loquita, mi perrito y mi abuelita...
Aprendí que deseo ser libre como la loquita y que deseo ser bien recibida donde vaya, así sea como vagabunda como mi perrito por tener esa mirada cariñosa y esa actitud protectora y aprendí que en la vida nada está comprado y que llegará el momento en que sea una viejita contando su vida a alguien que quiera oírla...
Aprendí que mi felicidad no está en una vida trazada con un plan perfecto, sino que estará en el momento en que vuelva a ver unos ojos enamorados fijarse en mi como los del perro al que llamé Bailey.
10 Comments:
At 11:02 AM,
Vania B. said…
Y pensar que muchos sentimos pena de los loquitos y los vagabundos cuando en realidad son los seres más libres que existe. Un abrazo. Bonito relato.
At 12:41 PM,
aletniuq said…
Y es verdad....la vida se dá , solo se dá no se la debería planificar como muchos lo hacen, (según nosotros esta bien) pero NO!, no es así, la felicidad muchas veces está donde uno menos lo piensa.....no en algo trazado...
Siento q aprendiste mucho de lo q cuentas, de lo q pudiste vivir, y siento q valoras muuucho todo lo q te pasa....(bien brujita)!!!!.
Por otro lado q lindo se siente verdad cuando unos ojos te miran enamorados????, pucha q lindo es! cuando encuentres esa mirada la vida tomará un rumbo diferente...si q si!!!!!.
Abrazos, gracias por ayudarme a recordar las cosas simples q hay en esta vida y q te hacen crecer.....buen fin de semana...y un saludo muy muy especial...
At 8:59 PM,
Polux said…
La pena, es nuestra peor maldión,
por ella sigo vivo.
Saludos.
At 1:19 PM,
LA BRUJA SIN TUERCAS said…
Y hace pocos días encontré unos ojos que me miran enamorados junto con una hermosa sonrisa que me derrite....lo demás no tiene importancia y como leí en el Principito 2lo escencial es invisible a los ojos"...
At 8:04 AM,
Anônimo said…
quiero reencontrar esos ojitos...tu post está perfecto para mi hoy.
acariciaron mi piel unas gotitas del cielo mientras lo leí. cariños.
At 12:21 AM,
Othello said…
Todo lo que se planifica, conduce siempre a una falsa locura, mejor descansar por un momento y salir a buscar lo esencial, sin darle forma ni color ni personalidad, como en el amor, si es realmente lo que quieres, no le des facciones y este aparecerá, lo siguiente es disfrutar de este sin pensar en lo que otros quieren, sin escuchar lo que otros dicen, sin aceptar que otros se entrometan... asi todos pensaran que estas "loca" pero la verdad es que no entenderan que ESTAS FELIZ
Mi buena amiga bruja espero de corazon halles lo que buscas montada en tu escoba, en medio de sueños ( que es la mejor forma de viva)
At 9:27 PM,
Ferdinand said…
"la locura es poder ver mas allá".. que lindo brujita, entiendo muy bien tus sentimientos con la loquita, yo también conozco un loquito, y me gusta mucho verlo... río con él y a veces aunque muy a distancia y aunque el no sepa, jugamos juntos. Pero "loquito".. creo que ellos a los que llamamos locos, son los que mas entienden y saben vivir, pero "vivir". Un fuerte abrazo y que estes bien!!!
At 6:30 PM,
Anônimo said…
y ya no estas?
At 6:30 PM,
Polux said…
y no vuelves?
At 5:25 PM,
Anônimo said…
Aquí pasa tu otra loca para recibir ahora posiones mágicas tuyas para levantar el ánimo...me invitás?
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