Esta triste historia me la contó una mujer con apariencia extraña, ojos desencajados, mirada perdida...es una triste historia.
Estaba ella sentada en su trabajo, no precisamente trabajando, porque por un tiempo tenía a tres personas a su cargo a quienes debía evaluar. Estaba sentada a nivel del piso mirando distraídamente el televisor cuando él entró. Ella no lo vio en principio, pero de repente, se levantó para estirar las piernas y el la estaba mirando, con esa dulzura que sólo tenía para ella...le guiñó un ojo como siempre y la saludó muy cortés.
No hablaron, pero desde ese día en que volvió a su mundo ella sintió la opresión en el pecho, las lágrimas en los ojos y la alegría del corazón...
Seis días después ella ya estaba trabajando, las personas a su cargo se habían ido a ocupar sus puestos y ella volvió a su rutina. Y él volvió a verla, la saludó muy cordial con la mano, le guiñó el ojo y le volvió a decir: “cada día estas más linda...” y ella se puso muy roja a pesar de llevar un año escuchando el mismo piropo cada mes...
Le habló bonito mientras hacían los negocios la miró con dulzura...la conquistó. (Aunque no tuvo que hacer un gran esfuerzo para eso....). Antes de irse, olvidó una bolsa en el escritorio de ella, y cuando le recordó eso, él se acercó mucho antes de tomar la bolsa y le dijo: “ para que veas que ando tan enamorado...”
Empezó un tiempo maravilloso para ella. La llamaba y salían juntos continuo, le mandaba flores y chocolates al trabajo, le dedicaba interminables minutos de cariño, palabras hermosas, tiernas caricias.
Pero había algo que ella no le había contado, habían muchas cosas que les impedían estar juntos, según ella, y un día sin previa preparación y sin anestesia, se las lanzó.
Ambos tenían hijos, ella tenía una y él tenía tres y estaba casado...pero eso no había sido impedimento. Ese no era el problema. Aunque ella siempre posara los ojos en amores imposibles. Casados, con novias, emocionalmente inestables...el repertorio era gigantesco.
Y empezó su relato antes de perder el poco valor que había acopiado...
“Hace muchos años, cuando me enteré de que estaba esperando un bebé me asusté...mucho, pero cuando vi los latidos de su corazoncito en una pantalla y los escuché no tuve valor de hacer nada malo, simplemente pasó el tiempo y nació. Pero el padre, el que engendró a la criatura...pobre mal nacido que se alejó sin preocuparse por nada, es más, pensó que no era él el responsable..
Luego siguió el que quería casarse con ella, quería tener cuatro hijos más, quería tener una casa grande...pero él no iba a cargar con el vientre las cuatro veces, él no iba a tolerar las nauseas, no iba a tener que ir a trabajar a pesar del dolor de espalda, de pecho, a pesar de la indisposición general que representa un embarazo, el no iba a tener que dejar de fumar (imagínense!!), él no iba a tener que dejar de salir y dejar su vida a un lado por los cuatro bebés...él seguiría siendo libre, mientras ella terminaría encadenada por 25 años más de su vida....Escapó de su lado como pudo...
El tercero, el príncipe azul que apareció en su vida después y que le pintó la historia de color de rosa asegurando que a él no le importaba y que é no quería tener hijos con ella y que sólo pasarían buen tiempo juntos...pero en cuanto pudo, la embarazó.
Pero claro, la embarazó y luego se dio a la fuga, se mandó a jalar, se perdió del mundo y la dejó con un par de gemelos en el vientre...La parte triste de la historia es que los gemelos no nacieron, nunca tuvieron latidos, eran dos sacos vacíos de esperanza fallida en un vientre marchito....
Y recordó también a ese joven tan lindo, menor que ella, ese que me hablaba bonito igual que tu, ese que no se cansaba de decirme lo linda que era, todos los días...ese que pronto se cansó de verme con otro y que me cambió por esa niña del doble de estatura que yo, con el hermosos cabello rizado, la cara pálida y sin granos, la figura linda y sin estrías...supongo que yo también tendría piel de porcelana, sin granos y sin estrías si no hubiera tenido un bebé...
Supongo que la historia era mucho más larga, más llena de detalles, pero no me la contó completa, a él si...
Luego de conocer la historia, luego de enterarse de esas cosas que le torturaban el alma, la abrazó, la besó como jamás nadie la había besado...y la dejó.
Y desde entonces tiene esa mirada distraída, perdida buscando en el horizonte esos ojos color miel y ese cabello plateado que la llenó de felicidad por unos pocos minutos que para ella fueron siglos de alegría. Ella está convencida de que no nació para amar a nadie y que nadie nació para ella, que terminará sus días sola sentada frente a la luna con un cigarro en la mano y envuelta en un poncho plomo de lana esperando a aquel amor que jamás conoció.....